Por Osvaldo Bayer: En los años treinta, el periodista Luis Sofovich lo calificó de "el santo ácrata". Acracia era el país utópico con que soñaban los anarquistas, un mundo sin gobierno donde todo se resolviera por acuerdo mutuo, la ayuda mutua, la solidaridad. los ácratas eran -y son- quienes piensan que lo más sagrado es la libertad, y el poder significa la negación de la libertad, por ende, de la dignidad. El "santoácrata" fue el orador más formidable que conocieron las tribunas publicas de la Argentina en las grandes agitaciones sociales de las primeras décadas de este siglo. Se llamó Rodolfo González Pacheco, la encarnación del "hombre nuevo". Luis Sofovich, aquel eterno tecleador de las redacciones de Crítica y de Noticias Gráficas, hizo el siguiente relato acerca de él: "Era el más noble, altruista y bondadoso de los ácratas. Poeta, su inspiración nacía en su alma limpia y en su devoción por la belleza. La Pampa y sus hombres conmovían sus fi...