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Mostrando entradas de febrero, 2011

El Santo Acrata

Por Osvaldo Bayer: En los años treinta, el periodista Luis Sofovich lo calificó de "el santo ácrata". Acracia era el país utópico con que soñaban los anarquistas, un mundo sin gobierno donde todo se resolviera por acuerdo mutuo, la ayuda mutua, la solidaridad. los ácratas eran -y son- quienes piensan que lo más sagrado es la libertad, y el poder significa la negación de la libertad, por ende, de la dignidad. El "santoácrata" fue el orador más formidable que conocieron las tribunas publicas de la Argentina en las grandes agitaciones sociales de las primeras décadas de este siglo. Se llamó Rodolfo González Pacheco, la encarnación del "hombre nuevo". Luis Sofovich, aquel eterno tecleador de las redacciones de Crítica y de Noticias Gráficas, hizo el siguiente relato acerca de él: "Era el más noble, altruista y bondadoso de los ácratas. Poeta, su inspiración nacía en su alma limpia y en su devoción por la belleza. La Pampa y sus hombres conmovían sus fi

El ateísmo de Bakunin (Angel Cappelletti)

A diferencia de Marx, su enemigo en la Asociación Internacional de Trabajadores, Bakunin no llega al materialismo y al ateísmo sino a una edad ya muy avanzada. Cuando Bakunin conoce a Marx, en París, durante la segunda mitad del año 1844 (ambos pertenecen por entonces al círculo “Vörwarts”), el joven ex-director del “Rheinische Zeitung” fundamenta ya, con plena conciencia teórica, su socialismo en una filosofía materialista y atea. El propio Bakunin lo testimonia así en época posterior y en tono admirativo escribe: “En aquel tiempo yo no sabía nada en absoluto de economía política y mi socialismo era puramente instintivo. Y él (Marx), aunque más joven que yo, era ateo, materialista documentado y socialista consciente”. En realidad, el ateísmo de Bakunin, que es, como veremos, una consecuencia de su anarquismo, sólo se hace posible una vez que, desechadas definitivamente las aspiraciones nacionalistas, el ímpetu revolucionario alcanza un cauce más profundo, y se aplica a la destrucción