No existen los “misterios de la Historia”.
Existen las falsificaciones de la Historia,
las mentiras de quienes escriben la Historia.
Roque Dalton, “Las historias prohibidas del Pulgarcito” (1974)
El pasado mes de julio, por vía del Periódico El Libertario conocimos de
una actividad en ocasión de cumplirse un mes del fallecimiento del Padre Korta:
“Solidaridad con la lucha de los pueblos indígenas. Un compartir en
recuerdo del hermano Korta”,… Desde ese día la causa de los pueblos aborígenes
de Venezuela cuenta con un compañero menos”. Esa convocatoria
coincidió –con escasos días de distancia- con el quinto mes del asesinato del
líder indígena Cacique Yukpa Sabino Romero.
Desde
un principio mostramos nuestro desacuerdo con este tipo de homenajes, que en
nuestra opinión pueden significar un borrón y cuenta nueva sobre el papel que
juega y ha jugado la iglesia venezolana como institución fundadora y
perpetuadora del Estado, cuando junto a la espada santificó y justificó el
genocidio contra los aborígenes y dueños originarios de estas tierras; y en
especial sobre el papel que viene jugando la Compañía de Jesús en Venezuela en
la lucha de los pueblos aborígenes, precisamente a raíz de la huelga de hambre del
hermano jesuita Jesús María Korta, acción que representó de hecho un viraje en
esas luchas con las trágicas consecuencias hoy conocidas por todos[1].
Esta
posición la habíamos sustentado en otras oportunidades, por lo que está
descartado que la misma obedezca a asuntos “personales” que en definitiva no
nos ocupan. Tampoco debe entenderse como una posición negadora del papel que
han jugado y juegan muchos hombres y mujeres, religiosos, ateos, anarquistas,
comunistas, liberales, de diferentes corrientes políticas o tendencias
religiosas, en las luchas democráticas que se libran en el mundo, sobretodo en
el contexto de la defensa de los Derechos Humanos. Para recordar estos
antecedentes, volveremos nuevamente sobre nuestras posiciones públicas ante el
conflicto Yukpa y la participación de Korta.
A
principios de noviembre del 2010, tan pronto terminó la huelga de hambre Korta
exigiendo la libertad de Sabino Romero, escribimos sobre las consecuencias de
esta acción para las luchas indígenas señalando el papel de la Compañía de
Jesús en el conflicto. En aquella oportunidad alertábamos.[2]
“Primero, cómo es posible que luego de más doce años que el Sr Chávez,
como candidato presidencial, prometió en la Sierra de Perijá devolver las tierras
a sus dueños originarios y luego de engaños, burlas, traiciones y compra de
conciencias y divisiones entre las comunidades indígenas, promovidas por este
gobierno, se declarare que se viene a Caracas “reafirmando nuestro compromiso
con el fortalecimiento y la consolidación del Proceso Revolucionario
Bolivariano, agradeciendo el interés desplegado por el Gobierno Nacional a
través de la Vice Presidencia de la República y su permanente comunicación con
el Hermano Jesuita José María Korta”. Perdonen amigos míos, en política y
luchas las alianzas tienen límites y si se quiere principios que no debemos
olvidar, pero sobre todo la verdad no puede ser ocultada.
Todos sabemos muy bien que si los patronos y gobiernos quieren quebrar o
congelar una lucha su arma predilecta es la “mesa de negociación”, la “comisión
que estudiará el problema” o ahora esa nueva oferta llamada “La Hoja de Ruta”,
que de paso es el último invento en materia de engaño de la diplomacia
internacional del capital. Pregúntenles a los palestinos los resultados de las
fulanas Hojas de Ruta que vienen firmando desde el siglo XX.
Ahora, con el debido respeto, resulta que la dirección del movimiento,
la defensa de los intereses de los pueblos indígenas no está en manos de ellos,
sino “de la Vice Presidencia de la República y su permanente comunicación con el Hermano
Jesuita José María Korta”. No pongo en duda la honestidad del Jesuita Korta y
su dedicación a la labor entre las comunidades indígenas, pero Korta no es
Yukpa, ni Bari, y ningún pueblo puede poner en manos de terceros la defensa de
sus intereses. Pero hay algo más. Una cosa es hacer una labor misionera entre
las comunidades indígenas en función de infiltrar en la cultura aborigen toda
la ideología occidental, con su religión, mercantilismo, costumbres y
tradiciones incluidas, y otra cosa es estar al lado del indi@ enfrentado a los
terratenientes, su Estado y gobiernos de turno. En pocas palabras diferencio
apoyo, y defiendo claramente el compromiso y acción que hace Lusbi Portillo
y los amigos del Zulia y otras regiones del país al lado de los indígenas en
lucha, de la labor de los misioneros jesuitas o de cualquier congregación
religiosa. Quinientos años de historia no se pueden borrar, ni olvidar con
una huelga de hambre.
Nuestra posición, que fue compartida por muchos de los que hoy nos critican, es
una abierta y clara posición política ante un hecho que mereció y merece el
repudio, de aquellos que apoyamos las luchas de Sabino Romero y su comunidad.
El asunto de fondo no tiene en absoluto nada que ver con la honestidad, ni la
dedicación de Korta en su labor con los indígenas de Amazonas. CUESTIONÁMOS Y
RECHAZAMOS SI, LA POSICIÓN Y ACCIÓN POLÍTICA QUE ASUMIÓ EN EL CONFLICTO YUKPA,
TODA VEZ QUE KORTA TENIA UNA RESPONSABILIDAD CON LA ASAMBLEA INDÍGENA QUE LO
HABIA NOMBRADO SU INTELOCUTOR ANTE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA.
Para
que se vea claramente en qué consistió el papel de los jesuitas en esta lucha y
porqué señalamos la responsabilidad Korta y de la Compañía de Jesús, es
necesario retomar el hilo de los acontecimientos, para poder analizar los
hechos en su conjunto. Dejemos que los propios actores cuenten lo ocurrido.
En
medio de la huelga de hambre del Padre Korta (18-25 de octubre 2010) vinieron a
Caracas un grupo de jóvenes indígenas representantes de 47 pueblos aborígenes,
especialmente del estado Amazonas que conocían la labor del padre Korta. Venían
con la disposición de incorporarse a la huelga de hambre de Korta.[3] Pero en
esos días éste suspendió su protesta después de que el vicepresidente Elías
Jaua le garantizara que lo recibiría para escuchar sus propuestas. A partir de
allí se realizaron varias asambleas, en la cual se redactó un documento
donde los indígenas y colectivos, además de reconocer la causa Yukpa como suya,
se comprometieron a asumirla. Ese documento recogía todo un programa de
reivindicaciones, que se conoció como la Hoja de Ruta.[4]
El
8 de noviembre de 2010, en una asamblea realizada en Caracas declaran “indígenas
de distintas comunidades y de 12 pueblos, representando los 43 pueblos que
existen en Venezuela. Algunos vivimos en las sierras, otros somos gente de
morichales de costas y de ríos, también entre nosotros hay muchos que viven en
las selvas y en las sabanas. Todos venimos desde muy lejos hasta Caracas porque
queremos decir nuestra palabra directamente al Presidente Hugo Chávez Frías”
En
el texto que reproducimos a continuación, ellos mismos narran sus valiosas
reflexiones en relación a la realidad que los hermanaba en la lucha:
“(…) Todos conocíamos la historia del Cacique Yukpa Sabino Romero,
cuando llegamos a Caracas vimos películas de lo que pasa en la Sierra del
Perijá, allá donde viven los Yukpa, y hablamos con sus hijos, y
vimos que tienen problemas con los ganaderos y también con los militares,
y vimos que los Yukpa se dividieron por culpa de los criollos y de la Ministra
Nicia Maldonado. Algunos criollos y Nicia Maldonado no quieren el bien para
nosotros, por eso nos dividen y nos ponen a pelear entre nosotros.
Eso pasa igualito en nuestras comunidades, por eso creemos en el Cacique Sabino
Romero. Por eso pedimos que le den la libertad. Y también que le den la
libertad a Olegario Romero y a Alexander Fernández. Porque la cárcel es de los
criollos y porque allí el indígena sufre mucho y su familia también.
Así también hay problemas en nuestras comunidades y hay líderes que
luchan por nuestra tierra y por eso son enemigos de los hacendados, los
ganaderos y los capitalistas que nos roban la tierra y después nos ponen a
trabajar como esclavos. Todos los pueblos tenemos líderes como el Cacique
Yukpa. Son líderes que luchan porque quieren el bien para nosotros. Y no
queremos que los pongan presos.
Por eso venimos a Caracas. Para exigir con el Hermano Korta que den
libertad al Cacique Sabino Romero y demás compañeros para que pasen a la
jurisdicción indígena. Ese caso está viciado en la jurisdicción ordinaria. Como
si no tuviera nada que ver con la lucha de Sabino por su pueblo… Todos queremos
que nos devuelvan la tierra para vivir libres.
Hablamos con el Ministro del Ambiente Alejandro Hitcher y con la
Ministra de Pueblos Indígenas Nicia Maldonado. Ellos prometieron que se va a
reiniciar el proceso de demarcación. Estamos de acuerdo.
Nosotros le dijimos a Korta que queríamos hablar con el Presidente
Chávez, pero Korta dijo que creía que el Gobierno tenía voluntad de dar
una respuesta positiva a los reclamos que estamos haciendo, por eso
levantó la huelga de hambre. [5]
Como
vemos, cuando los aborígenes quieren asumir la vocería y piden hablar con el
presidente y exponer sus reivindicaciones, es el propio Korta quien los
convence de “ el Gobierno tenía voluntad de dar una respuesta
positiva a los reclamos que estamos haciendo”.
Más tarde, los indígenas que se sumaron
al conflicto deciden realizar una caminata desde la Plaza Bolívar para entregar
la Hoja de Ruta aprobada en la asamblea, confiando que el “amigo y compañero”
Korta, la entregaría al vicepresidente Elías Jaua[6], designado por el gobierno
para negociar no con los indígenas, sino con sus intermediarios: los jesuitas.
Es
en este punto donde, se produce lo que algunos colectivos no dudaron en
calificar como “LA TRAICION DE LOS JESUITAS”.
En
qué consistió esta acción de la Compañía de Jesús[7], dejemos que hablen
quienes han acompañado la lucha de los Yukpas y estaban presentes en aquella
manifestación:
“En
plena Plaza Bolívar, retrocediendo en el debate e irrespetándolo se impuso la
redacción de sectores de la Compañía de Jesús, a espaldas de la discusión
abierta, pública y participativa en la que participaron estudiantes indígenas,
voceros presentes, voceros desde comunidades y aliados de la causa indígena y
revolucionaria continental.
Al borrador de los jesuitas, ya se le habían hecho cuestionamientos con
el ánimo de concentrar el diálogo con el gobierno bolivariano, en los
puntos fundamentales que haría y harán algunas vez efectivos los derechos de
los pueblos indígenas en Venezuela, rechazando hacer una propuesta complaciente
para los ministerios de defensa, relaciones interiores y de pueblos indígenas,
que hasta ahora solo han trabajado para sabotear y sustituir la voz de la
resistencia indígena e invalidar por vía de una política clientelar los
derechos consagrados en la Constitución Bolivariana y en las leyes.
La negación de la libertad de Sabino Romero, el derecho en su caso y el
de los yukpas que luchan por la tierra a ser juzgado por sus propias
leyes, y la satanización de las organizaciones sociales es parte de los
acuerdos que se aceptan en nombre de las comunidades indígenas en ese
documento”[8]
Como puede verse, la Hoja de Ruta
que presentaron los jesuitas no solo había sido cuestionada y rechazada por la
asamblea, luego de las fuertes críticas formuladas por parte de los propios
indígenas y personas de otros colectivos que apoyan las luchas de los
indígenas, sino algo más grave era otra Hoja de Ruta desconocida y
contraria a la aprobada en la asamblea.
Pero,
qué contenía la Hoja de Ruta que debajo de la sotana sacaron a relucir los
jesuitas, “amigos y compañeros de los indígenas” y que justamente fue
calificada como una traición:
UN CONTUNDENTE
CUESTIONAMIENTO A LA HOJA DE RUTA DE LOS JESUITAS:
• Acordar o proponer al Estado Gobierno convertir a los pueblos
indígenas de estos espacios, volverse “los ojos de las Fuerzas Armadas” lo que
significa decretar su exterminio cultural y físico.
• Proponer que estas comunidades sean “aliados en las labores de
inteligencia” de la Fuerza Armada, es un acto irresponsable, y cristaliza los
intereses mineros en la zona.
§ Apoyar a través de esta Hoja de Ruta la
política militar extractiva minera energética portuaria vial del Estado
gobierno en estos espacios o territorios indígenas a través de darle un sí
a la construcción de Base Militares, contradice los esfuerzos colectivos de la
construcción del estado de bienestar por y desde la visión o visiones de los
pueblos indígenas en el continente.
Estas peticiones que parecen un simple ceder en las tareas de pactar con
el Estado, no son nada inofensivas, por el contrario son peligrosas. La
política de control social desde los consejos comunales y las bases militares
en el corazón de los territorios indígenas, son dos concesiones claras,
negociadas, entregadas en esta Hoja de Ruta.
Que esto aparezca en la Hoja de Ruta, es la legalización, la
legitimación del un crimen, una propuesta que pretende penetrar, quebrar y
convertir en sapos de las policías a los indígenas”[9]
Inmediatamente
la Sociedad Homo et Natura, y Lusbi Portillo, se pronunció en desacuerdo
denunciando esta tenebrosa jugada de la Compañía de Jesús. He aquí lo que
señaló Portillo:
“No estamos de acuerdo con el contenido de la Hoja de Ruta que aparecida
en última hora decidió entregar como propuesta sentida de los reunidos
indígenas y no indígenas el movimiento Jesuitas que acompaña al Hermano Korta
por ser expresión persistente aún y en gran medida de la política indigenista
militar fronteriza y social colonial que siempre hemos combatido al Estado
gobierno venezolano en todos los momentos de su historia y sus aliados
compromisos de turno.
1. No creemos que para la existencia de la paz en la frontera o construir “una
relación armónica entre los miembros de las Fuerzas Armadas y las comunidades
indígenas” los pueblos o naciones indígenas deban convertirse en los
impulsadores o guardianes de la doctrina militarista de Seguridad Nacional del
Estado Nación venezolano, mucho menos en la frontera de este país sometida a
una guerra de cuarta generación soportada por intereses económicos imperiales
transfronterizos.
Acordar o pretender hacer parecer que se le propone al Estado Gobierno
convertir a los pueblos indígenas de estos espacios, donde existen en exceso
hasta cinco ejércitos como en el estado Apure, volverse “los ojos de las
Fuerzas Armadas” es simplemente decretar su exterminio cultural y físico.”
Asumir públicamente que el camino de estas comunidades sea ser “aliados en las
labores de inteligencia” de las Fuerzas Armadas es un acto irresponsable, por
decir lo menos. En evidencia, esta propuesta sólo cristaliza la alucinación
equivocada y ventajista del ministro de la Defensa y los intereses mineros que
se han trepado a este pilar del poder, en ellos hoy los ministros El Aissami y
Maldonado.
Señores no se trata simplemente de capacitar los militares en fronteras en la
antropología particular de cada pueblo indígena venezolano, colombiano o
brasileño existentes, se trata en cambiar la política de Seguridad y Defensa
Nacional del Estado Nación soportada en una visión de estado capitalista
colonial, atrasada en todo sentido, defensor de proyectos económicos
financieros extractivos viales portuarios globalizados (IRRSA y PPP, nuevos
rostros del Alca en Venezuela filtrados a través de los llamados Ejes de
Desarrollo), en nombre de la alianza estratégica económica energética de
los Estados Nacionales del continente, en donde los pueblos indígenas y sus
territorios autónomos son la principal piedra de tranca para su
implementación[10].
Portillo concluye su escrito con este párrafo lapidario:
“Ni siquiera el propio Estado se habría atrevido a extender públicamente
tal solicitud, habría sido inconveniente, la peor de las grosería tramadas
contra los siempre pueblos indígenas. Que apareciera, que aparezca en la Hoja
de Ruta, es la legalización, la legitimación de la criminal una propuesta que
pretender penetrar, quebrar y convertir en sapos de las policías a
los indígenas. Aún tal vez no se alcance a ver las dimensiones de lo que
brevemente exponemos entre estas líneas”[11].
Estos
son los hechos concretos sucedidos entre finales de octubre y noviembre del
2010, y ante los cuales hemos venido -y continuaremos- fijado posición. Por
esta razón presentamos este primer documento, con la intención de aportar
elementos para el análisis y balance del conflicto Yukpa, así como del papel
que jugó la Compañía de Jesús en las negociaciones con el gobierno durante la
huelga de hambre de Korta. No se olvide que en la Hoja de Ruta presentada, y a
partir de la cual se llegó a acuerdos entre la Compañía de Jesús y el gobierno,
se establecía entre otros puntos “la intervención militar en las
zonas indígenas en conflicto”, como lo denunciara claramente el
profesor Lusbi Portillo en aquella oportunidad.
Hemos
considerado necesario hacer este breve recuento, en especial para aquellas
personas verdaderamente interesadas en conocer este oscuro episodio de las
negociaciones del conflicto Yukpa con el Estado venezolano en octubre-
noviembre del 2010. En igual medida demostrar que nuestra posición está avalada
por hechos muy concretos y verificables, posición de paso conocida en
diferentes foros, incluido El Libertario, que llegó a publicarlas tanto en su
periódico, como en su blog, por lo que este análisis no es nuevo, exclusivo, ni
secreto; tiene su historia partiendo de los hechos –siempre testarudos-,
y de un seguimiento basado en el análisis materialista que de ellos se
desprende. Por lo tanto, quienes hoy encolerizados nos descalifican y acusan
con todo tipo de epítetos, deberían al menos preguntarse a sí mismos a qué se
debe este “olvido selectivo” sobre un tema que viene siendo analizado y
difundido desde hace varios años, al igual que nuestras posiciones sobre el
mismo.
Nuestra crítica no olvida en ningún momento el papel de los
misioneros de cualquier religión en el seno de las comunidades indígenas a lo
largo de más de 500 años, destacamos además que su “misión” como representantes
de una ideología claramente al servicio del capital es totalmente contraria a
la cultura aborigen. La historia nos cuenta que cuando algún sacerdote o
misionero ha asumido posiciones “opuestas o anticlericales” con sus
ordenes o iglesias respectivas, han terminado enclaustrados, silenciados, han
tenido que separarse de sus ordenes respectivas o son expulsados, y no pocos
han pagado con su vida esta rebelión contra la estructura de la iglesia.
Los señalamientos vociferados en nuestra contra, solo eluden la esencia
del fondo político-ideológico de los acuerdos entre jesuitas y gobierno, a raíz
de la huelga de hambre del padre Korta, pero además se olvida de pronto que
Korta fue obviamente un hermano jesuita e independientemente de ser amigo,
compañero o simpatizante de los indígenas, fue ANTES QUE NADA UN JESUITA, QUE
SOLO OBEDECE A SU SUPERIOR QUE PRECISAMENTE NO ES EL DIOS DEL CIELO SINO LA
COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA TIERRA.
Por
ello, cuando los indígenas confiaron en que Korta llevaría al vice presidente
la Hoja de Ruta aprobada en la asamblea, experimentaron en carne propia cómo
actúa y cómo se aplica la disciplina de la Compañía de Jesús con todos sus
agentes, ya sean sacerdotes ordenados, o simples hermanos.
Si
estos son los hechos, por qué de pronto se arma una campaña a modo de “santa
cruzada” y se recurre a toda suerte de subterfugios, sobre un tema que
suponemos el Libertario ya conocía suficientemente; pero sobretodo nos
preguntamos por qué tratándose de una publicación autodenominada anarquista, y
si se quiere con posiciones más radicales y principistas sobre el ateísmo, el
papel de la iglesia y la religión, que cualquiera de las ideologías que se
propugnan desde la llamada izquierda, ahora se indignan con nuestros
señalamientos a la Compañía de Jesús y el nefasto papel de sus agentes en el
conflicto Yukpa.
Para
poner sobre la mesa de discusión lo verdaderamente importante, vale decir los
hechos, presentamos este primer documento, con la intención de aportar
elementos para el análisis y balance del conflicto Yukpa, así como del papel
que jugó la Compañía de Jesús en octubre-noviembre del 2010 y sobre todo el
papel del Estado venezolano en los acontecimientos que condujeron al asesinato
de Sabino Romero, reseñado en más de una ocasión como “una muerte anunciada”.[12]
Preguntamos: ¿Cuál es la autonomía
que se pregona si admitimos sin cortapisas, sin un ápice de voluntad
crítica, la intermediación de la Compañía de Jesús en un conflicto en el que,
como siempre, los indígenas siguen poniendo los muertos?, ¿puede desvincularse
a Kortha de la Compañía de Jesús, y de la Hoja de Ruta propuesta a espaldas de
un colectivo indígena que confió en él la gestión de sus reivindicaciones? Sin
duda, estas interrogantes deben ser respondidas. Nosotros decimos NO, y nos
disponemos a sustentarlo en próximas entregas.
Para finalizar, hacemos nuestras
las palabras de José Quintero Weir, y repetimos ni los misioneros “amigos” de
los indios, ni las ONG y políticos de “izquierda”, que han apoyado las lucha de
los indígenas, todos debemos reconocer, que no somos Bari, Yukpa,
Pemón, Warao o Kariña . Históricamente los religiosos han sustentado sus
posiciones al lado del indígena partiendo de la “ etnocéntrica
creencia de superioridad religiosa, han estado convencidos que su acción
etnocida en contra de la religiosidad propia de los pueblos indígenas, no sólo
ha sido “legal”, jurídicamente hablando sino que, además, permite a los
“indios” “salvar” sus almas y, por añadidura, a sus propias torcidas almas
ingresar al Paraíso” y los otros, ” como toda
izquierda que se precie de tal, comienza por pensar que todo indígena actual es
manifestación de un síntoma: prehistoria y, por tanto, de atraso, de pasado que
debe ser concluido para entrar en el “mero mero” desarrollo”( …) para detener
esta sistemática política de etnogenocidio impulsada por el Estado-gobierno y
todos los factores enemigos de los pueblos indígenas es urgente que los mismos
pueblos y sus verdaderos aliados cobren conciencia de lo que en verdad está en
juego y, lo que está en juego no es precisamente si Chávez se eterniza o no en
el poder, sino de que manera construimos juntos el autónomo camino de nuestras
comunidades”[13].
GRUPO DE ESTUDIO Y TRABAJO JESÚS ALBERTO MARQUEZ FINOL, “MOTILÓN”.
Para su libre difusión y crítica.
15 Agosto 2013
Notas.
[1] Lusbi
Portillo y la sociedad Homo et Natura tienen 20 años acompañando a las luchas
de los Yukpas. En los últimos 8 años las luchas de los Yukpas contra ganaderos,
mineros y el Estado se ha intensificado y extendido en una cadena de asesinatos
y atropellos contra los Yukpas. A lo largo del conflicto no conocimos de un
pronunciamiento o participación de la Compañía de Jesús, hasta que
sorpresivamente el padre Korta se declaró en Huelga de hambre en octubre del
2010, a raíz de la detención de Sabino.
[2]http://periodicoellibertario.blogspot.com/2010/11/debate-el-principio-del-fin-de-las.html
. http://www.soberania.org/Articulos/articulo_5878.htm Como puede verse
desde el 2010, El Libertario conocía nuestra posición, y si se quiere la
compartió al igual que otros colectivos oficialistas y de oposición.
[3]
Esto lo palpamos en una reunión en la que participamos en presencia del
padre Korta, en el lugar donde continuaba la huelga, en instalaciones de la
Compañía de Jesús, en la esquina de Pajaritos, frente al edificio José María
Vargas de la Asamblea Nacional, donde Korta había comenzado su huelga de
hambre.
[4]
Léase el contenido de la Hoja de Ruta elaborada por la asamblea indígena
en: http://venezuela.indymedia.org/or/2010/11/27931.shtml.
[5]
Fuente: Ídem, Subrayados nuestros.
[6]
El mismo que prometió el 25 de marzo pasado “En 60 días estará
resuelto el problema de la tierra para los yukpa
http://laguarura.net/2013/03/25/jaua-en-60-dias-estara-resuelto-el-problema-de-la-tierra-para-los-yukpa/#sthash.YiXzfsW8.dpuf.
[7]
Y ratificamos que es una acción de la Compañía de Jesús, no olvidemos su
estructura piramidal y la disciplina cuasi militar de esta Compañía, que en
ningún momento permite que negociaciones con gobiernos o Estados
queden en manos de un “hermano” como era Korta. Más adelante
ahondaremos en este punto.
[8]Ver:
http://ecd.elciudadano.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/2013/03/YUKPA-NOVIEMBRE-2012-version-larga1.pdf
(página 47)
[9]
Fuente: Ídem (Subrayados nuestros). Podemos decir con propiedad, porque lo
hemos sufrido en carne propia, que esta es una recurrida práctica de los
Jesuitas y sus aliados para desviar y sacar provecho político de las luchas
populares.
[10]
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a112252.html
[11]
Ídem.
[12]
Invitamos a leer los escritos de José Ángel Quintero Weir, en especial “La
Dignidad Perdida“ y “Palabras de emergencia por los Yukpa” y otros, sobre
el tema aquí tratado,
[13]
http://periodicoellibertario.blogspot.com/2012/06/palabras-de-emergencia-por-los-yukpa.html.
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