Al pie de este monumento está grabado su mensaje:
"La enseñanza racionalista puede y debe discutirlo todo, situando previamente a los niños sobre la vía amplia y directa de la investigación personal".
Vida
Oriundo de Alella (Barcelona), nace en 1859 Francisco Ferrer i Guardia, hijo de una familia campesina de pequeños propietarios. En sus primeras décadas de vida tuvo una aproximación con grupos republicanos y masónicos. Durante su exilio en Francia (debido a su participación en los grupos mencionados anteriormente) conoce a Paul Robin, ferviente defensor de imbuir el desarrollo progresivo y bien equilibrado del ser, que lleva a la práctica a través de su labor en el Orfanato de Cempius. En este lugar se despliega el modelo de C. Freinet, considerado por Georges Lapassade como una propuesta pedagógica autogestionaria que tiende a liberar al individuo a partir de la autoformación.
Inspirado en este proyecto, Ferrer regresa a Barcelona y decide dedicarse a la labor pedagógica ya que la considera como un medio de transformación de la sociedad. Ante la injerencia política y económica de la Iglesia católica, que dominaba la esfera educativa española, Ferrer decide crear un centro educativo. En 1901 con gran parte de la herencia de su amiga francesa Ernestine Meuniée, Ferrer inaugura la Escuela Moderna en la calle Bailén de Barcelona. En ella se instituyó un proyecto pedagógico alternativo al clerical. Predominaba el discurso antirreligioso, antipatriótico y antimilitar, hecho que molestó al catolicismo reinante de su época.
Ante lo inestable del contexto español a inicios del siglo XX (donde dominaba la desigualdad social), se vivenciaba un ambiente de constantes sublevaciones obreras y de acciones violentas. Para 1906, durante el reinado de Alfonso XIII, se produjo un atentado contra la carroza real el día de su boda. Ferrer fue imputado de participar en dicho acto así como también se le acusó de ser el responsable intelectual. Se ligó directamente su participación por su amistad con A. Lerroux, quien luego desempeñó un papel protagónico en la denominada Semana Trágica.
En consecuencia, este mismo año fue clausurada la escuela y Ferrer fue encarcelado. En 1907 fue absuelto por la insuficiencia de pruebas para incriminarlo por aquel acto. Su labor educativa continuó, ya no en la escuela pero sí de manera indirecta con diversos grupos y amistades en diversas naciones. En 1908 fundó la Liga Internacional para la Educación Racional. Luego, ya en 1909, nuevamente se le señala como agitador pero ahora de los sucesos de la Semana Trágica y es llamado a declarar. El consejo de guerra junto con las órdenes de Alfonso XIII determinan el veredicto: fusilamiento. Como un hecho ineluctable, Ferrer fue ejecutado el 13 de octubre de 1909 en el Castillo de Montjuich.
Obra
La creación de la Escuela Moderna marcó tanto la trasgresión del modelo educativo oficial español como del orden católico. La enseñanza que se desarrollaba en ella se constituyó de ciertos elementos: (1) coeducación de ambos sexos y clases, (2) higiene escolar, (3) eliminación de premios y castigos, y (4) labor científica y racional. El diseño curricular de la escuela se creó con la participación de las y los infantes, ya que la coeducación de ambos sexos y clases se basaba en la confabulación de hombres y mujeres, ricos y pobres en un mismo espacio físico. De tal manera, esto permitiría desmitificar muchos componentes de la construcción simbólica-social, contribuyendo a la eliminación del odio de clase y la incorporación de la mujer en la vida intelectual. El proyecto educativo tuvo como principio la potencialización del individuo en dimensiones: físicas, intelectuales y morales. Ferrer lo consideraba como una pieza central del debate público, por ello, la educación tenía un propósito de difundir el carácter libre, cooperativo, solidario y crítico de cada persona -sin ningún límite de edad-.
La instrucción racional pretendía configurar el “deber ser” en ser, siempre y cuando el individuo determinara sus propias conclusiones, he ahí el carácter antirreligioso, antipatriótico y antimilitar. La escuela y su práctica, se desarrolló con la premisa de la educación general, es decir, mediante el manejo de elementos sensitivos y sexuales que involucraba los aspectos científicos (teoría) y los aspectos industriales (práctica). Con estos, la persona intuiría sus decisiones para seleccionar cualquier especialización.
Legado ferreriano
Loar a Ferrer no es el objetivo de este artículo. Al contrario, se trata de rescatar la obra desarrollada a través de la Escuela Moderna. Dentro de los legados que dejó la escuela se pueden mencionar los siguientes: (1) nivel didáctico: organización escolar, (2) nivel de difusión: educación popular, y (3) nivel de investigación: ciencias de la educación. Según estos tres niveles, hoy se puede decir que la Escuela Moderna contribuyó al modelo pedagógico concebido por: docencia, extensión e investigación. El plan de ésta consistió en la disolución de las divergencias y prejuicios, configurando un espacio “necesario y reparador”.
La labor cultural y educativa de Ferrer se convirtió en un modelo de enseñanza a seguir por el movimiento obrero español, especialmente el que se configuraba dentro del ideario ácrata. La Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) en los congresos de 1910, 1919, 1931 y 1936 optó por la difusión de la educación racionalista. La obra pedagógica de la Revolución Española consolidó el 27 de julio (1936) el Consejo de la Escuela Nueva Unificada (CENU), inicialmente en Cataluña y Aragón, donde estos consejos eran sostenidos por los sindicatos locales con el lema: “ningún niño sin escuela”. También, el ideario educativo ferreriano influyó en el movimiento obrero del siglo XX en América Latina y Estado Unidos con el surgimiento de diversos centros racionalistas.
Por su carácter antiestatal, antimilitar y anticlerical es conocido que el poder político no aceptaría tales ideas. Aunque de manera similar al modelo educativo estatal, la concepción positivista ferreriana conllevó a la desvalorización del desarrollo artístico en el currículo escolar. La metodología empleada por Ferrer consistió en la creación de un clima de amistad y confianza, donde la relación maestro-alumno era individualizada (sincera), así, contribuiría al objetivo de su labor pedagógica: transformar la sociedad a partir de la creación de individuos autónomos. Como tal, la Escuela Moderna propuesta por Ferrer no representó mayor novedad (ya se estaban produciendo diversos modelos pedagógicos, así como el movimiento obrero se autoinstruía), lo que realmente aporta es el hito de la configuración práctica llevada a cabo por el carácter popular de las ideas de educación integral, racional y libertaria.
Oriundo de Alella (Barcelona), nace en 1859 Francisco Ferrer i Guardia, hijo de una familia campesina de pequeños propietarios. En sus primeras décadas de vida tuvo una aproximación con grupos republicanos y masónicos. Durante su exilio en Francia (debido a su participación en los grupos mencionados anteriormente) conoce a Paul Robin, ferviente defensor de imbuir el desarrollo progresivo y bien equilibrado del ser, que lleva a la práctica a través de su labor en el Orfanato de Cempius. En este lugar se despliega el modelo de C. Freinet, considerado por Georges Lapassade como una propuesta pedagógica autogestionaria que tiende a liberar al individuo a partir de la autoformación.
Inspirado en este proyecto, Ferrer regresa a Barcelona y decide dedicarse a la labor pedagógica ya que la considera como un medio de transformación de la sociedad. Ante la injerencia política y económica de la Iglesia católica, que dominaba la esfera educativa española, Ferrer decide crear un centro educativo. En 1901 con gran parte de la herencia de su amiga francesa Ernestine Meuniée, Ferrer inaugura la Escuela Moderna en la calle Bailén de Barcelona. En ella se instituyó un proyecto pedagógico alternativo al clerical. Predominaba el discurso antirreligioso, antipatriótico y antimilitar, hecho que molestó al catolicismo reinante de su época.
Ante lo inestable del contexto español a inicios del siglo XX (donde dominaba la desigualdad social), se vivenciaba un ambiente de constantes sublevaciones obreras y de acciones violentas. Para 1906, durante el reinado de Alfonso XIII, se produjo un atentado contra la carroza real el día de su boda. Ferrer fue imputado de participar en dicho acto así como también se le acusó de ser el responsable intelectual. Se ligó directamente su participación por su amistad con A. Lerroux, quien luego desempeñó un papel protagónico en la denominada Semana Trágica.
En consecuencia, este mismo año fue clausurada la escuela y Ferrer fue encarcelado. En 1907 fue absuelto por la insuficiencia de pruebas para incriminarlo por aquel acto. Su labor educativa continuó, ya no en la escuela pero sí de manera indirecta con diversos grupos y amistades en diversas naciones. En 1908 fundó la Liga Internacional para la Educación Racional. Luego, ya en 1909, nuevamente se le señala como agitador pero ahora de los sucesos de la Semana Trágica y es llamado a declarar. El consejo de guerra junto con las órdenes de Alfonso XIII determinan el veredicto: fusilamiento. Como un hecho ineluctable, Ferrer fue ejecutado el 13 de octubre de 1909 en el Castillo de Montjuich.
Obra
La creación de la Escuela Moderna marcó tanto la trasgresión del modelo educativo oficial español como del orden católico. La enseñanza que se desarrollaba en ella se constituyó de ciertos elementos: (1) coeducación de ambos sexos y clases, (2) higiene escolar, (3) eliminación de premios y castigos, y (4) labor científica y racional. El diseño curricular de la escuela se creó con la participación de las y los infantes, ya que la coeducación de ambos sexos y clases se basaba en la confabulación de hombres y mujeres, ricos y pobres en un mismo espacio físico. De tal manera, esto permitiría desmitificar muchos componentes de la construcción simbólica-social, contribuyendo a la eliminación del odio de clase y la incorporación de la mujer en la vida intelectual. El proyecto educativo tuvo como principio la potencialización del individuo en dimensiones: físicas, intelectuales y morales. Ferrer lo consideraba como una pieza central del debate público, por ello, la educación tenía un propósito de difundir el carácter libre, cooperativo, solidario y crítico de cada persona -sin ningún límite de edad-.
La instrucción racional pretendía configurar el “deber ser” en ser, siempre y cuando el individuo determinara sus propias conclusiones, he ahí el carácter antirreligioso, antipatriótico y antimilitar. La escuela y su práctica, se desarrolló con la premisa de la educación general, es decir, mediante el manejo de elementos sensitivos y sexuales que involucraba los aspectos científicos (teoría) y los aspectos industriales (práctica). Con estos, la persona intuiría sus decisiones para seleccionar cualquier especialización.
Legado ferreriano
Loar a Ferrer no es el objetivo de este artículo. Al contrario, se trata de rescatar la obra desarrollada a través de la Escuela Moderna. Dentro de los legados que dejó la escuela se pueden mencionar los siguientes: (1) nivel didáctico: organización escolar, (2) nivel de difusión: educación popular, y (3) nivel de investigación: ciencias de la educación. Según estos tres niveles, hoy se puede decir que la Escuela Moderna contribuyó al modelo pedagógico concebido por: docencia, extensión e investigación. El plan de ésta consistió en la disolución de las divergencias y prejuicios, configurando un espacio “necesario y reparador”.
La labor cultural y educativa de Ferrer se convirtió en un modelo de enseñanza a seguir por el movimiento obrero español, especialmente el que se configuraba dentro del ideario ácrata. La Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) en los congresos de 1910, 1919, 1931 y 1936 optó por la difusión de la educación racionalista. La obra pedagógica de la Revolución Española consolidó el 27 de julio (1936) el Consejo de la Escuela Nueva Unificada (CENU), inicialmente en Cataluña y Aragón, donde estos consejos eran sostenidos por los sindicatos locales con el lema: “ningún niño sin escuela”. También, el ideario educativo ferreriano influyó en el movimiento obrero del siglo XX en América Latina y Estado Unidos con el surgimiento de diversos centros racionalistas.
Por su carácter antiestatal, antimilitar y anticlerical es conocido que el poder político no aceptaría tales ideas. Aunque de manera similar al modelo educativo estatal, la concepción positivista ferreriana conllevó a la desvalorización del desarrollo artístico en el currículo escolar. La metodología empleada por Ferrer consistió en la creación de un clima de amistad y confianza, donde la relación maestro-alumno era individualizada (sincera), así, contribuiría al objetivo de su labor pedagógica: transformar la sociedad a partir de la creación de individuos autónomos. Como tal, la Escuela Moderna propuesta por Ferrer no representó mayor novedad (ya se estaban produciendo diversos modelos pedagógicos, así como el movimiento obrero se autoinstruía), lo que realmente aporta es el hito de la configuración práctica llevada a cabo por el carácter popular de las ideas de educación integral, racional y libertaria.
Esteban Llaguno <esllatho@gmail.com> / Centro de Estudios La Libertad, San José, Costa Rica
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