La gente protesta, protesta con fuerza, con voluntad, con energía, con rabia, humor y alegría, con tristeza y contra el miedo. La gente habla, conversa, en cualquier parte, con quien sea. A diferencia de antes, este pueblo santiaguino tan callado en público y tan expansivo en privado, ha desatado su parte pública y habla, opina, critica, analiza con quien sea y donde sea. Y sus análisis van por rieles muy distintos a los que la elite trasmite por la tele -Santiago (y Chile) no es uno solo y la represión muestra su construcción clasista: los sectores y territorios más afectados son los pobres. Los problemas de transporte y de abastecimiento son más grandes para quienes viven en esos territorios- -Los milicos hacen relaciones públicas, lavado de imagen, un trabajo bipolar: matan y torturan por la noche y de día juegan a la pelota, se sacan selfies con quienes protestan, bailan cueca, arengan a la gente diciendo lo bueno que son. Por la noche matan a lxs pobres, desatan su sevicia, ...