Desde Gargantas Libertarias nos suscribimos a esta carta, ya que también sentimos la necesidad de establecer una lucha unitaria por los derechos del pueblo trabajador, que hoy más que nunca está golpeado por la crisis económica y sistemática, los bajísimos salarios, la pulverización de los derechos laborales, el colapso de los servicios básicos, el hambre y la mala salud general, se le suman ahora esta nueva pandemia del covid-19. Estamos en un momento en que nuestros cuerpos y mentes no aguantan más, y la única vía posible para nuestra liberación es la de la lucha autónoma, auto-organizada y auto-convocada del pueblo trabajador. Porque para nosotrxs esta crisis (ni ninguna forma de opresión) no tiene salidas individuales, y porque creemos que solo el pueblo salva al pueblo!
Invitamos a todx el/la que lea esta carta y campaña, a sumarse y a apoyar con la difusión!
Los caminos que nos encuentran:
Desde el mes de junio de 2020 en medio de una pandemia que ha cambiado la forma de relacionarnos con nuestra vida, cuerpo, trabajo y todos los espacios que generan algún tipo de vínculo, nos estamos organizando. Estamos tratando de tejer sin aguja, inventando una forma de relacionarnos donde en medio de tanto grito social podamos cuidarnos en la denuncia, protesta y la construcción territorial. Comentaba un compañero: "lxs que estamos luchando tenemos olor a presx de hace rato". El miedo y la ansiedad han sido nuestros acompañantes nocturnos entre cada susto por tener a personas cercanas perseguidas, encarceladas o desaparecidas, incluso lidiando entre amenazas mientras hacemos los cartelitos que vamos a sacar para la próxima protesta.
No ha sido fácil reconstruirse entre el hambre, la miseria, el dolor… pero no dejaremos de hacerlo. Sencillamente no podemos hacernos de la vista gorda ante un gobierno que ha dejado la razón democrática para imponernos la subordinación de nuestra vida a la complacencia de sus intereses autoritarios. La forma en que este gobierno ha gerenciado la política nos ha costado hasta la intimidad, esta presente en todas las áreas de nuestro desenvolvimiento. Todo lo que surge fuera de lo impuesto es criminalizado y marginado.
De ahí, nuestra primera intención es la construcción de un espacio para la articulación y el acompañamiento de las luchas sociales, pero a la vez nutrirnos de las experiencias y resistencia comunes. Sostenernos, cuidarnos y construir vínculos que fomenten un encuentro solidario y autónomo. Recomponer el tejido social en nuestro país a partir de voluntades diversas y una mirada hacia los nuevos ciclos de lucha que se vienen dando en nuestro continente y el mundo.
Las condiciones que nos envuelven:
Con el impacto de la pandemia el colapso se hizo inminente, el desabastecimiento de gasolina en un país petrolero da una perspectiva de lo destructivo en lo que derivó el saqueo de los recursos del Estado por las mafias gubernamentales y empresariales. La crisis que envuelve la vida de las comunidades desabastecidas de servicios esenciales. Mujeres y hombres hemos visto como nuestra vida se ha precarizado año tras año frente a la desidia de las instituciones y el crecimiento de poderes mafiosos, extractivistas, corporativos, transnacionales, coloniales y criminales que han ocupado el espacio público, las instituciones y territorios a medida que expande el ejercicio de la violencia en toda nuestra geografía.
El colapso del país ha expuesto a toda la población y particularmente a las mujeres a extenuantes trabajos de cuidado de la familia, el hogar y la comunidad sin condiciones mínimas para garantizar una vida digna. La clase trabajadora ha tenido que sobre-explotarse en los miles de trabajos de la economía informal para sobrevivir a los salarios de hambre, e incluso empujando a la juventud venezolana a las fuentes de sobrevivencia de la economía ilegal.
La población ha tenido que enfrentar una pandemia global con un sistema de salud en crisis, una cuarentena organizada por militares y policías que extorsionan y violentan a la sociedad, sueldos inservibles, y una suspensión general de los seguros médicos laborales. Pero en medio de la crisis, la pandemia también ha significado la movilización permanente de la sociedad, la indignación rebosa los límites de toda conciencia y provoca una nueva voluntad de lucha de un pueblo dispuesto a recuperar las condiciones de vida que le han sido arrebatadas.
La sobrevivencia se empieza a convertir en una dinámica de lucha que lleva un ritmo de más de 20 protestas diarias como lo registra el Observatorio de Conflictividad Social en los últimos meses. El salario, la impunidad institucional, los derechos humanos, servicios públicos, justicia en los casos de violencia contra la mujer, se han convertido en demandas que logran movilizar una sociedad desencantada con las dirigencias que han conducido la polarización. Para todo el pueblo es evidente la responsabilidad del gobierno con esta crisis histórica, pero el devenir de la oposición agrupada en la Asamblea Nacional también ha revelado la naturaleza de una dirigencia dividida entre negociadores oportunistas asociados a la corrupción gubernamental y la subordinación a las agendas externas, también vinculadas a la corrupción en este caso de fondos internacionales, y a una estrategia de sanciones que sólo han agravado la crisis.
Los servicios públicos hoy están sobre los hombros de trabajadorxs explotadxs por la desidia que vive el sistema de salud, el transporte, la producción petrolera, la educación, las universidades, el agua, el gas. La lucha por el salario no sólo representa los derechos de cada sector particular, sino la vida de quienes mantienen el funcionamiento del país en medio de las condiciones extremas de precariedad. La expansión de la lucha por el salario se entrecruza con las protestas espontáneas por gasolina y servicios, un mismo sentido de indignación hacia el gobierno, pero también de autonomía hacia los operadores políticos que dirigen la polarización. A su vez, la lucha por los derechos humanos y políticos se ha vuelto una necesidad urgente para defendernos de la violencia autoritaria del gobierno y la impunidad gubernamental.
La polarización no ha dejado más que dividirnos, desgastarnos y frustrarnos, mientras que la voracidad de mafias y la corrupción han ejercido el gobierno. Sin embargo, fuera de polarización han crecido movimientos, organizaciones y descontentos que resisten con autonomía al juego de las conveniencias y lealtades que ha impuesto toda la clase política. #RompamosElSilencio surge como una iniciativa por la articulación de las luchas sociales, cuyo objetivo es la construcción de un tejido social en donde podamos encontrarnos para un aprendizaje común, que fortalezca la capacidad de movilización y resistencia de miles de voluntades individuales y organizadas que se han propuesto como prioridad el rescate de la dignidad, las condiciones de vida y la autonomía de las luchas sociales.
El problema es político, pero la primera política en la que creemos es la lucha por los derechos sociales y democráticos, la defensa de la vida. Sobre este principio hemos decidido juntarnos en medio de una diversidad que enriquece las rutas comunes.
Una #CartaDeLucha frente a la coyuntura:
La presente coyuntura nacional se cierra sobre el chantaje entre aceptar la continuidad autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro y la desmovilización detrás de las agendas internacionales de la oposición reunida en la actual Asamblea Nacional. Mientras las elecciones convocadas para diciembre pretender "armar una fiesta sobre un cementerio" (como lúcidamente nos explica una voz disidente), en medio de la persecución y el control partidista de las instituciones, nosotrxs nos ubicamos afuera del chantaje. Con la diversidad política que caracteriza esta campaña nuestro punto de encuentro son los vínculos de lucha que se tejen en cada territorio, en cada sector, en cada demanda. La única campaña que nos entusiasma es para convocar, acompañar y articular las luchas y las resistencias de un pueblo que se niega a perder un futuro digno en su horizonte.
Proponemos una #CartaDeLucha que no es más que una convocatoria a la diversidad del descontento, que entusiasme la movilización popular a partir de la defensa del trabajo, la exigencia de servicios básicos, la defensa de los derechos humanos, políticos y democráticos, que haga frente a la pandemia por salud y vida digna para todxs.
Nos proponemos abrir rutas que nos conduzcan a una salida de la crisis, que no pase por postergar indefinidamente las condiciones de vida de la población. Esta lucha no es más que defender un conjunto de derechos y garantías expresadas en la Constitución que han sido pisoteadas por las mafias que controlan la vida del país, por eso planteamos y convocamos:
Por nuestro trabajo: La defensa del artículo 91 de la CRBV, bajo la premisa de salarios iguales a la canasta básica. La eliminación del memorando 2792 y el factor 90/30, con los que han desconocido y pisoteado derechos laborales alcanzados en 100 años de lucha. La extensión del bono de 150$ otorgado a PDV Marina, a todxs lxs trabajadorxs petrolerxs, del sector público, privado, informales, del hogar, autónomos y pensionados. Es necesaria una renta mínima de emergencia contra el hambre y la pandemia, que sustituya el ineficiente, partidizado e insuficiente sistema de bonos del gobierno, una recomendación que incluso ha propuesto la CEPAL para todos los pase acusaciones como ias que capturaronad todos los pañisuficiente sistema de bonos del gobierno.perder un futuro en el horizonteíses de América Latina. Cese al acoso laboral y el abuso machista en las instituciones y puestos de trabajo.
Por nuestra vida y salud: Recuperación de los servicios básicos que han sido capturados por la corrupción y la desidia gubernamental. La salud, el gas, el agua, la electricidad, las telecomunicaciones, el combustible, la educación, son necesidades urgentes para la vida. En medio de la pandemia, el derecho humano a la salud se ha vulnerado como consecuencia del clientelismo político, exigimos insumos para la salud pública, y la recuperación de los seguros médicos y HCM que le han arrebatado a lxs trabajadorxs. Creemos que frente al colapso de los servicios la participación colectiva de comunidades y trabajadorxs también debe resultar en una renovación que haga "nuestros" los servicios, "nuestra" la salud y la educación, y cuyo centro sea la búsqueda de una vida libre.
Por nuestros territorios y soberanías: Recuperación de los territorios gobernados por mafias que acaparan la gasolina y que mantienen el violento extractivismo minero que ha devastado el sur del Orinoco, amenaza la Sierra de Perijá y amenaza a una gran cantidad de comunidades y pueblos indígenas. Pero también de la extorsión que cuerpos policiales corruptos ejercen sobre las comunidades, campesinxs, pequeños comerciantes y productores en el campo y la ciudad.
Por nuestros cuerpos: Las mujeres se enfrenta a la vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos. Las grandes dificultades en el acceso a métodos anticonceptivos, la deficiente educación sexual y el incremento de la violencia sexual han atrapado a las mujeres en labores reproductivas impuestas. Esta situación ha generado un incremento de maternidades no planificadas o decididas -en mayor medida entre las adolescentes- violentando el derecho a la planificación familiar establecido en el artículo 76 de la CRBV. La atención materno-infantil se ha visto extremadamente precarizada debido a la desidia en el que se encuentra el sistema de salud. A su vez las mujeres que se han visto obligadas a migrar, han tenido que lidiar con redes de trata, esclavitud y de explotación sexual que se han expandido tras la precarización del país.
Por nuestra justicia: La justicia ha sido capturada por grupos corruptos que no sólo la han privatizado, sino que la han convertido en un sistema de impunidad y de imposición de la desidia. La violencia se ha expandido haciendo común la violación de derechos humanos, de derechos procesales, y la corrupción general de gran parte de los cuerpos policiales. El abandono institucional también ha permitido el incremento de la violencia hacia el cuerpo de la mujer dejando cientos de casos de femicidios impunes que han enlutado a nuestras familias. Es urgente una reforma que desde la democratización y la participación social, acabe con la privatización de la vida que conducen las mafias institucionales, con el régimen de impunidad, el clientelismo y el proselitismo político en el sistema de justicia.
Por nuestras libertades políticas y democráticas: Liberación de los presxs por protestar y por razones políticas como el caso de Rodney Álvarez. La eliminación de la Ley Contra el Odio que legitimado la suspensión de las libertades políticas garantizadas por la Constitución. Cese a la judicialización militar de luchadorxs sociales como el caso de Rubén González, y la utilización autoritaria de acusaciones como "traición a la patria". Libertad para la organización y participación política y rechazo a las trabas estériles e inauditas para el reconocimiento de partidos políticos que han restringido la participación democrática.
Restituyamos la confianza, la solidaridad, la ayuda mutua y la acción directa. ¡Sólo la lucha cambia la vida!
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