La emergencia tiene múltiples facetas como feminicidio, violencia sexual, trata y esclavitud, violencia psicológica, xenofobia... Un mapa recopila todos los fallecimientos de los últimos años
Diego Battistessa
Una masacre silenciosa. Un derramamiento de sangre
que se produce cada día. Es la de las mujeres venezolanas migrantes y
refugiadas que fallecen en el extranjero. En este mapa
interactivo están recogidos más de 120 casos, la mayoría en los últimos
dos años y medio. Mujeres asesinadas cuando intentaban rehacerse una
vida, muertas por accidentes mientras recorrían la región en su proceso
migratorio, o que han visto en el suicidio la única salida a este drama
humanitario que parece no tener fin.
Ciertamente estamos ante una emergencia con
múltiples facetas como feminicidio, violencia sexual, trata y
esclavitud, violencia psicológica, prostitución y explotación laboral,
estereotipos hipersexualizados, discriminación y xenofobia.
No es de extrañar entonces que el informe sobre
Venezuela, de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, Michelle Bachelet, incluyera un enfoque de género,
destacando particularmente las experiencias de mujeres y niñas. Sin
embargo, la situación real va más allá de una experiencia traumática; de
hecho, estamos en presencia de una masacre por goteo, cuyas aterradoras
cifras aumentan cada día.
Ya en febrero de este año, el reconocido periodista Fernando del Rincón realizó para CNN en español un reportaje sobre la prostitución de venezolanas en la frontera con Colombia, en Cúcuta, dando a conocer al mundo la oscura realidad que viven muchas mujeres en el extranjero.
Colombia pareciera ser el país más mortífero
para las venezolanas. Siguen Perú, México y Ecuador en los primeros
puestos de esta escalofriante clasificación
Según la labor de investigación propuesta en este artículo, podemos observar que a estas 41 mujeres señaladas por Manuela Bolívar Rivas se añaden otras decenas de ciudadanas que han encontrado la muerte en circunstancias violentas fuera de su país natal.
Colombia pareciera ser el país más mortífero para
ellas. Siguen Perú, México y Ecuador en los primeros puestos de esta
escalofriante clasificación. Fuera de la región latinoamericana aparecen
también EE UU, Canadá, Reino Unido y España, demostrando que el
fenómeno ha asumido un carácter global. Si el feminicidio y la violencia
contra las mujeres en Latinoamérica es un hecho conocido y hasta cierto
punto investigado, aquí nos encontramos frente a un fenómeno que no ha
sido todavía analizado en su totalidad.
Como es de notar, estamos en presencia de un
cúmulo de ingredientes que generan una bomba explosiva que tiene su
fuente en el país de origen pero que detona en algún punto del proceso
migratorio, en un país de tránsito o de acogida, muchas veces sin medios
de subsistencia, sin el amparo de la familia y evidentemente, sin
ningún tipo de protección.
El camino de la justicia empieza con el deber de
la memoria y con el testimonio de quienes no callan frente a una
situación de opresión, desigualdad y abuso. Rendir visibles las
historias de estas mujeres, visibilizar el fenómeno en envergadura,
crear conciencia e impulsar a que los organismos pertinentes tomen
medidas adecuadas es lo que subyace a este proyecto.
Así funciona el mapa
En el mapa se recogen los datos de las decenas de mujeres venezolanas migrantes y refugiadas muertas en el extranjero por asesinato, accidente o suicidio.Para cada caso se señala (cuando es posible) nombres y apellidos, años de la difunta, fecha de la muerte, foto y articulo de prensa de referencia. Cada caso está colocado en la localidad donde ha acontecido los hechos, representado por un símbolo que identifica la causa de la muerte.
Los casos han sido recolectados a través de una minuciosa búsqueda de los artículos de crónicas publicados por distintos periódicos locales, nacionales e internacionales en internet y los datos y las fotos han sido extrapolados de dichos artículos.
Los casos analizados se colocan mayoritariamente en un espacio temporal de 2 años y medio, desde 2017 hasta mediado de 2019, aunque se registran casos a partir de 2012.
Diego Battistessa es docente e investigador del Instituto Universitario de Estudios Internacionales y Europeos “Francisco de Vitoria” .
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